Esta es la segunda entrada basada
en el libro de “Alucinaciones” de Oliver Sacks, la hago porque a lo largo de mi
vida he tenido muchas pesadillas; una vez leí este capítulo, entendí un poco
más la razón de mis temores y mi sensación de angustia al despertarme tras
algunas de ellas. Además, conocí a partir de su historia, una enfermedad de la
que sabía poco, aquí les dejo y ojalá les guste!
Gélineau, un neurólogo
francés, en alguna ocasión tuvo la oportunidad de examinar a un comerciante de
vinos de 38 años que había sufrido ataques de sueño repentinos, breves e
irresistibles por dos años (por esto era considerado como un borracho), que se
podían presentar hasta 200 al día sin importar lo que estuviera haciendo! Y las
emociones tristes o alegres eran las que
precipitaban estos ataques donde además había pérdida de la fuerza y del tono
muscular sin poder evitarlo y caía al suelo. De esta manera el neurólogo da
origen a dos nuevos términos: narcolepsia y cataplexia (esto es lo que pasa que
se caen, etc).
Más adelante, otro médico
estudia a un paciente que aparte de sus ataques de sueño y caídas, sufría de
parálisis posterior a los mismos, y durante estas, presentaba vívidas
alucinaciones. Esto es lo que hoy se conoce como “parálisis del sueño” (hay que
tener cuidado porque parálisis del “sueño” no indica que la persona esté
dormida, sino que puede estar en una fase de vigilia).
Ahora se sabe que el
hipotálamo secreta “hormonas de la vigilia”, llamadas orexinas que en los
pacientes con narcolepsia se encuentras disminuidas. Entonces si hay daño en la
cabeza, tumor, o alguna enfermedad que pueda afectar al hipotálamo, podría
aparecer esta enfermedad.
La narcolepsia no es algo muy
común, ocurre en 1 de cada 2000 personas, pero puede ser muy grave y
discapacitante si no se diagnostica a tiempo (que es lo que ocurre muchas
veces).
Las personas con narcolepsia
tienen muchos “microsueños” durante el día que a su vez pueden estar cargado de
sueños vívidos y sufrir parálisis, ya que mientras los que tenemos un sueño
normal experimentamos la fase REM (fase en que soñamos) hasta 90 min después de
habernos dormido, ellos pueden experimentarla inmediatamente después de
dormirse.
Lo que se ha estudiado del
sueño REM, es que durante este se induce una parálisis corporal y no hay más
que respiración superficial y movimientos rápidos de los ojos. Las personas con
narcolepsia pueden despertarse en un momento “erróneo” de manera que lo que
están soñando puede permanecer durante el estado de vigilia debido al estado de
parálisis del cuerpo, y pueden ver muchas alucinaciones que parecen sueño o
pesadillas que son más horribles porque no pueden hablar ni moverse.
Sin embargo, no es necesario
tener narcolepsia para que pase eso, sino que se puede presentar en cualquier
persona de manera esporádica. Hay que diferenciar ese tipo de alucinaciones de
las hipnagógicas e hipnopómpicas, porque las que aparecen durante la parálisis
del sueño, son más vívidas, con sensación de asfixia, percepción de presencia
maligna y sensación de terror. Esto comprende el significado de pesadilla (nightmare- El mare hacía referencia a una mujer demoniaca que asfixiaba a los que
dormían, presionándoles el pecho paralizando a las víctimas y chupándoles el
aliento, y la llamaban “vieja arpía”). Hay que tener cuidado porque ese miedo
atroz y las alteraciones fisiológicas pueden ser fatales, sobre todo si hay una
tradición cultural que asocia la parálisis del sueño con muerte.
Ya para terminar, es importante entender que de acuerdo a
lo que escribe Sacks: “las experiencias alucinatorios, sea cual sea la causa, generan un mundo imaginario con
personajes imaginarios, que en ocasiones se vuelven mitos y creencias que
ayudan a clarificar y tranquilizar, asustar y advertir. Se crean narraciones
para una experiencia nocturna que es común, real y tiene una base fisiológica. Estas
conducen a la creación de folklore y mitos, de los que las culturas no podrán
prescindir del todo”.
Basado en el capítulo “Narcolepsia
y arpías nocturnas” por Oliver Sacks del libro “Alucinaciones”
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