Se ha logrado ver que las
características psicológicas y de inteligencia varían de un tipo de asesino a
otro. Mientras que los asesinos que matan por impulsividad son mentalmente
más discapacitados tanto en la inteligencia como en sus funciones
cognitivas, los asesino que hacen las cosas de manera premeditada, la mayoría sufren de desórdenes psiquiátricos.

Los asesinos impulsivos son 2
veces más propensos a tener trastornos del estado de ánimo o trastornos
psicóticos.
El 96% de los impulsivos, en un estudio realizado, demostró que tenían algún antecedente de abuso de sustancias o de alcohol, o que habían tomado antes de realizar el crimen, frente a un 76% de los asesinos premeditados.
Si leyeron la entrada
anterior, creo que esto la complementa un poco más ya que hemos logrado
entender, a través de estas dos entradas, qué sucede en la mente de un asesino,
su inteligencia, desarrollo de emociones, y cómo puede o no estar precipitado
por factores genéticos. Se me hace increíble pero el mal definitivamente existe
porque tiene que existir, unos lo eligen, otros no pueden evitarlo, pero creo
que teniendo estos estudios se puede llegar a hacer algún tipo de prevención ya
que como dice el Dr. Halon:
“Es importante tratar de
aprender lo más que pueda acerca de los patrones de pensamiento y conducta; y
los trastornos mentales, psicopatológicos y neuropatológicos que caracterizan al
tipo de personas que cometen estos crímenes. En última instancia, es posible
que podamos aumentar nuestras medidas de prevención y también, ayudar a los
tribunales, en particular a los jueces y jurados a estar más informados sobre
las mentes y las alteraciones mentales de las personas que cometen estos
crímenes violentos”.
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